Continuando por esta vía, con dirección a Santiago de la Espada, llegamos a
Pontón Alto antes de alcanzar la localidad de Santiago. En el
punto kilométrico 31 sale
un carril de tierra a la
izquierda en dirección a la Toba, conocida por la
pista de
Despiernacaballos. Su merecido nombre
responde al pronunciado
descenso en zig-zag que, a
veces, resulta
sobrecogedor.
Delicias
culinarias
Esta zona es una
de las más
espectaculares
de toda la
excursión, y
otra buen área
de interés
natural, pues la bajada la
realizaremos por la ladera
de una montaña hasta el
valle, con el río Segura al
fondo y con enormes
macizos rocosas al frente.
Merece la pena deleitarse
en varias puntos con estas sensacionales
panorámicas. La pista tiene
una duración de algo más de
11 kilómetros. Al llegar a la
Toba tomamos la carretera
asfaltada que nos conduce
hasta
Venta
Rompías para
continuar
hacia la aldea
de Río
Madera.
Cualquiera de
estas tres
aldeas
constituye un lugar perfecto
para hacer un merecido alto
en el camino, pasear por
unas encaladas calles y
detenerse en algunos de sus
bares o restaurantes para
degustar con tranquilidad
algunas de sus más deliciosas
especialidades, como la
trucha ahumada, los
andrajos, el ajoatao o la gran variedad de
chacinas que se
pueden hallar en
la comarca.
Atardecer
inolvidable
Poco
después, es
preciso desviarse
a la derecha en
dirección a Síles hasta la casa
forestal en ruinas del Campillo.
El último tramo de la ruta acontece otra vez
por pista forestal hasta
el monte del Yelmo,
una atalaya de 1.809
metros desde donde se
divisan los puntos más
estratégicos y encantadores
de la Sierra de Segura.
El más emblemático de la comarca se alza majestuosamente vigilando en silencio el acontecer de todos los pueblos - y rincones de la Sierra de Segura. Desde su escarpada cima, con 1.809 m. de altitud, se tiene la extrañe sensación de dominar el entorno. Pueblos, aldeas, valles, montañas abruptos cortadas y la inmensidad de la lejanía le convierten en un mirador excepcional y único. Estancado en el pasado, sobrevive al futuro contemplan impertérrito, como las águilas de antaño comparten su espacio con los nuevos pájaros de plástico, encarnados en los aficionados al ala delta y al parapente que cada domingo y festivo se elevan desde allí, llenando el cielo con un sinfín de cobres y formas. El ala delta y el parapente han dada al Yelmo una nueva proyección que augura insospechadas aventuras. Por el momento, esta cima privilegiada ya ha acogido la celebración de notables campeonatos autonómicos.
Llegar al atardecer
coincidiendo con la puesta
del sol, nos ofrece la
posibilidad de recoger en
nuestras retinas imágenes
realmente inolvidables.
Bajando por el otro lado
del monte, la pista forestal
nos conduce al Robledo
para continuar por la carretera
hasta el Ojuelo y
Cortijos Nuevos, punto en
el que concluye una
excursión dominada por los
desniveles montañosos.
Duración
recomendada
1
día